El perdón sabe a napolitano

Hoy tuve el devocional con los niños del Colegio. Concluimos que si el perdón tuviera sabor, sabría a helado de napolitano. Y de limón, de galleta, de pay de limón, a chocolate, a almendra y nuez...





La falta de perdón sabe a ...










... limones. A "feo, agrio, madera, ácido, iaw".



Les enseñaba también a los niños, que siempre que nos ofenden tenemos la opción de aceptar la ofensa o esquivarla, por que el perdón sabe bien, HACE BIEN; perdonar sólo es para los fuertes. Cuando aceptamos la ofensa, no perdonar sabe mal, y HACE MAL, eso es para los débiles.


¿La ofensa es muy grande para ser ignorada? Perdona.
¿La ofensa es tan insignificante, pero aún molesta? Perdona.



En realidad es fácil perdonar cuando ni siquiera tienes algo qué perdonar. Resulta muy útil esquivar el objetivo malévolo de la ofensa.


Pero cuando algo de la ofensa se insertó, el rico sabor del perdón nos hace fuertes.
En extremo FUERTES.
















2 comentarios:

Reyna (Emphasys) dijo...

OHHH realmente disfruté esto... ME ENCANTAN los ejemplos, si sabes explicar algo para niños, lo más probable es que cualquier adulto podrá entenderte...bueno... eso de cualquiera quizá sonó exagerado (hay cada caso!).
Qué oportunidades tan lindas tienes de dejar algo grabado en los corazones, los pequeños son los más moldeables! te felicito, me antojaste pero te perdono... finalmente quiero fortalecer mis músculos de superman jeje...

Unknown dijo...

Hablando de ricos sabores, ayer nos regalaron nieve de pay de limón: dulce pero acidita. A veces el perdón es así, ¿a poco no? No es lo más fácil del mundo el saber perdonar, cuesta dominio propio, declinar el "yo", bueno, si el ego es muy grande dolerá más perdonar las ofensas. Sin embargo, creo que por la naturaleza humana en nosotros siempre nos costará trabajo perdonar, aunque sea poco. A veces sabrá dulce, a veces acidito, y a veces una combinación de ambos.

Pero al final... ¡qué rica sensación deja!