De todas, todas





Una cierta anécdota me recordó que cuando yo aún no me casaba, era tan... autosuficiente.

Sí, yo sabelotodo, yo puedotodo, yo respuestasatodo.

(Qué risa).

Por eso sigo agradeciendo que Dios haya elegido el matrimonio como una linda y muy acertada ilustración de todo lo que debía aprender y que no estaba captando cuando estaba soltera. Ni lo sé todo, no lo puedo todo y a veces no tengo respuestas a todo.